Frío
hierro, templado con sensatez
destinado a ganar la paz desde el fuego.
Te tome
como aliado en esta selva
libertando con
puntería
hasta que
asesine
los ojos
mas bellos que jamás vi;
brillaron
hasta el ultimo estertor
observándome
desafiantes
y caí de
rodillas y llore.
Vencimos en
primavera
y volví
sobre mis huellas
y jamás
hallé, ni en tus hijos,
un incendio
en los ojos
que revelara,
como en esos años,
la esencia
de la libertad en estado puro.
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