Desde el final
el mundo es inútil;
mi felicidad y la
tuya
pierden encanto cuando te veo
tan ciertamente acabada.
Mi niño ya estará muerto
y los árboles secos
y la efímera existencia de la humanidadpierden encanto cuando te veo
tan ciertamente acabada.
Mi niño ya estará muerto
y los árboles secos
no habrá valido nada.
Pero te veo, riéndote al sol
y se evaporan mis lágrimas
dejando estatuas de sal
en la memoria
tan finita y árida
como el presente.
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