Antorchas de ausencia
iluminan
el vacío de mi pecho;
escondido,
sin mirar siquiera,
el tiempo arrasa.
Este viejo árbol
muere
sin la savia de tu risa
y cada hoja marchita
es una lagrima;
pierdo el norte,
sacrifico mi pasado,
tu perfume hace eterno mi presente
y me impregno de tu alma
y me deshielo.
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